Este sábado desperté con la quietud a las diez de la mañana, con el murmullo del eterno monólogo de una gallina, con la madera cediendo ante los inquietos dientes de un conejillo blanco, no muy lejos del chapoteo de una enigmática tortuga. Así me habla la casa, cuando mi familia se ausenta.
Lentamente lavé mi cara, encendí el radio y escuché a los Beatles. Abrí el refrigerador y el bote de leche, la caja de galletas.
Cantaba Maxwell's Silver Hammer. Después de alimentar a cada animal, refrescar las hierbabuenas y educar a mi perro noté que la casa estaba hecha un asco.
Escalé la montaña de platos sucios armado con fibra y jabón, desbordándose la presa gobernó nuevamente el agua limpia sobre la estancada.
De una barrida eché fuera gran cantidad de polvo:
Desvanecí las manchas, huellas, marcas de territorio y demás cicatrices de cada mosaico del piso.
Retiré de la mesa todo extranjero, desertor e inútil objeto (incluidos zapatos viejos) y los coloqué en su lugar correcto.
...Etcétera. El sentido de tanta justificación no es demostrar lo obsesivo que soy con la limpieza.
El propósito es que se entienda, que una vez la casa en su orden natural me sentí, con mi camisa blanca ahora amarilla, mis cabellos duros y mi piel escamosa, el hombre mas sucio del mundo.
Me di un buen baño .Merecido, bendito baño.
Aún con la humedad en mi delgado cuerpo, vestido con las mas limpias prendas(que acababa recién de lavar, que acababan recién de secarse) me hundí en el sillón y me acurruqué frente al buen libro, El Fausto, de Goethe.(mientras Revolver resonaba por la casa)
Unas horas adelante le di las buenas tardes al refrigerador al tiempo que lo vaciaba.
Freí una papa; metí en un sartén, a fuego lento un trozo de bistec con limón y cebolla; destapé una coca-cola; aguardando en el comal siempre un par de tortillas, y pronto me encontraba satisfecho.
El atardecer fue amenizado con un partido de FIFA 2006.sí, amenizado, pues recordé que no fui a la iglesia.
La noche cayó y volvió la casa a estremecerse con los pasos de mi bella familia.
Día placentero, final alegre y dulces sueños.
Un día placentero
Etiquetas: Diario, EscritosPublicado por Santiago García en 6:30
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