Porque son dos voces para sólo un par de pies que a pasos cortos andan; es mi mochila en el autobús el pasajero de junto.
Son mis sonrisas huecas las palabras del silencio, es el adiós al salir, la bienvenida a un día desértico.
Este latido en mi cabeza es mi mejor amigo, habla de tú y me cuestiona, advierte y consuela.
En compañía del libro, amigo austero, hablo sin lengua a través de un basto túnel, donde el eco resuena y en espiral me alimenta.
"Para mirar al mundo uso sólo un ojo, para observar al universo uso mis ojos y los tuyos.
Soy la consecuencia de mi propio pensar, soy la causa de todas mis acciones.
Yo soy quien piensas, tal cual, también soy quien eres pero no serás como yo."
Inquietas las manos comentan en 6 canales cada sentimiento, en un tórax de madera y una áspera faringe.
Es el sonido que mana de mi boca, un lenguaje extraño en un tono sometido ante la búsqueda de la verdad absoluta: oraciones extrañas para un mundo acostumbrado al mal castellano, al wey y al spanglish. Cierro la válvula.
Mi cabello sostiene el eterno baile, con el viento que susurra las nuevas letras.
Mis ojos mantienen el más bello diálogo con el vacío, que se tiñe color azul, que pinta rostros y edificios; cristalino es el caballete, luminoso es el lienzo.
El amor, en mi viaje se funde conmigo.
Siempre estoy solo, sólo soy uno.
Todo es uno mismo.
El hombre más solitario del mundo
El hombre más solitario del mundo
Etiquetas: EscritosPublicado por Santiago García en 9:46
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