Hola, a otra cara familiar

La mañana en que te conocí me preparaba para el día mas inútil, con su cielo gris y el tráfico tedioso, además portaba el reloj con sus 15 pasos adelante.
El edificio donde te conocí parecía desvelado, con su gente apenas despierta.
Aquel encuentro, en una sala risueña debió caer en lo ridículo de no haber sido tú quien se apuró hacia mis pasos y, reflejando mi sonrisa nerviosa,-¿Te lo sabes?,te pregunté, manando de mi boca al fin la primer oración que te dirijo en la vida-estrechó las dos manos y compartió las palabras-Sí, mira, es así; respondes, antes de proceder- JO, JA, JO.
Siendo tú, tus manos ásperas y dedos delgados y la voz que había deseado conocer, el encuentro fue inusual.

Aún en el día con cielo más gris, con el tráfico más tedioso y el reloj con sus quince pasos más adelante, aún con una sola acción: simplemente estrechar una mano; El día entero vale la pena.

0 comentarios: