El bello país que recuerdo

Las lágrimas emigraron al bello país que recuerdo, donde sinceros fueron tus actos; mi corazón ya no las calentaba, mi alma les negó morada y tu republica huía.
Estas mejillas secas y la mirada meditabunda me anuncian que se perdieron.
El insomnio tiene otro tema, los puños ya no buscan apretarse, los nudillos contemplan las paredes de otra manera. Las sonrisas me visitan de igual forma y la guitarra toca las notas que alguna vez reprimí.

Cambia el clima al paso de las estaciones, cambia la senda el astuto caminante-dice una canción poco conocida de Beck-que yo cambie no es extraño.
El amor no muere solo cambia de lugar-escuche gritar a la Verbena..

Siempre serán miles los asesores, a veces la música otras los poetas, las gotas de lluvia estrellándose con la ventana.
Mas escucho en mi interior con los audífonos de la conciencia, estoy parado en otro lugar y sigo siendo el mismo. Lo que no cambia en todo caso, es que seguimos cambiando.

Desde un principio estuve encaminado a abarcarlo todo.
Es mi misión en la vida abarcar la humanidad y entregársela al mundo.

Son estos párrafos los principios del tratado, que firmé con la nostalgia, que marqué con tinta azul, sangre de mi romance.
Estoy en tregua con el pasado.

Son tus frases rebuscadas y el incomodo silencio entre todas ellas, el cadáver de mi loco capricho por poseer tu amor, los cimientos de la muralla, cuyo diámetro iguala la magnitud de la decisión a la que le siempre sacaste la vuelta. Fue el amor que hay en mí quién baño los ladrillos en plata y el aceptar lo que soy quién hizo un país prospero.

Las lágrimas no se perdieron, no pudieron entrar. para entrar al bello país que recuerdo necesitan la llave. Llave que se forjó de lo que no te pude decir y que sola se esconde celosamente.
Para encontrar la llave antes tienen que amarte.
Sólo yo puedo entrar al bello país que recuerdo, porque solo te amo.




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